martes, 13 de mayo de 2008

Hincha por un día

A pesar de tener casi tres años estudiando en la Universidad de San Martín de Porres, nunca había asistido a uno de los encuentros de su equipo de fútbol. Me era indiferente. Pero aquella tarde, al ver a los jóvenes cachimbos entusiasmados por ir al estadio, me embargo esa emoción propia de un hincha. Subí al bus y solo pensaba en ver jugar a los “santos”.


Ver jugar al equipo de la San Martín no es difícil. La universidad te da todas las facilidades del caso: transporte y entradas. Es por eso que cuando hay un partido, los buses se llenan. Durante el viaje hay mucha alegría. Todos bromean y cantan al son de la radio. Me encuentro al margen de la fiesta, pero la contemplo sin perderme ningún detalle.

Nunca había visitado el Estadio Nacional de noche. Desde el bus podía ver una porción del cielo iluminado. Los responsables de aquella peculiaridad son los reflectores que alumbran el José Díaz. Asombrado por las luces, no me percate que habíamos llegado. Luego de las revisiones y ciertas indicaciones, entramos por la puerta 24 y todo listo para disfrutar el encuentro de los santos con los celestes.

En la tribuna el dueño del espectáculo es, sin lugar a dudas, la muela: la mascota oficial del equipo. Antes que empiece el partido el ánima a los estudiantes y guía en los cánticos. Los equipos ya han salido al terreno de juego. Silbidos para el Sportin Cristal. Aplausos y gritos para la San Martín. Todos están en sus posiciones, el árbitro ajusta su reloj y da por iniciado el encuentro. Converso con un amigo y al verme emocionado me presta la camiseta del equipo santo. Me lo pongo y de pronto ¡¡¡¡¡Goooolllll!!!!!. La San Martín se quedó dormida y le anotan un gol.

Estoy algo molesto, pero trato de superarlo al ir a comprar una hamburguesa y sino fuera por el hambre, hubiera terminado más molesto. Las hamburguesas del estadio no son recomendables para los hinchas del buen sabor. Mientras como “eso” que me dieron, me percato que en el terreno un jugador de la San Martín es llevado en camilla hasta una ambulancia. Al final no fue nada grabe, solo un desvanecimiento.

El partido transcurrió con muchos ataques de la San Martín. El Sportin Cristal se dedicó al contragolpe y yo, a conversar con mi amigo. Pero no por ello me perdí los incidentes del encuentro. Los hinchas universitarios aún no sienten tanto feeling por el equipo. Espero que en el futuro pueda asistir a un partido donde las tribunas estén llenas. Todos de blanco y alentando a los santos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como dijo Leo Boutron cuando perdemos no pasa nada, eso es lo bueno de tener un equipo sin hinchas